En un capitalismo heterogéneo, el trabajo ha adquirido múltiples formas. Se modificó la configuración del trabajo y el trabajo en relación de dependencia dejo de ser el sector representativo de los trabajadores. No solo cuantitativo sino la importancia socio política, “la columna vertebral del proyecto nacional” está más comprometido a no pagar ganancias que liderar un nuevo proyecto nacional y popular.
En esas múltiples formas tenemos trabajadores que realizan economía comunitaria a través de organizaciones sociales trabajan en comedores, huertas, centros de reciclados, etc., un conjunto de monotributistas o trabajadores independientes de ingresos altos donde se destacan los trabajadores tecnológicos, y una cada vez más creciente trabajadores de la economía popular del mercado de cercanía y de productos/servicios personalizados.
Este sector supero la pandemia, se consolida con gran dinamismo y penetra con una capilaridad destacada en istintos sectores económicos, institucionales, sociales y ambientales. Desarrollando capacidades que les permite ir ganando espacios a los sectores formales o tradicionales. Se permiten rechazar trabajos en relación de dependencia a favor de continuar produciendo en sus domicilios. Justamente la nueva economía depende de las relaciones en el territorio, El que vive en el territorio y depende de los otros para generarse ingreso o resolver sus necesidades. Entonces si el tema central de la economía es regular la violencia de las transacciones: dar – recibir – devolver, en este tipo de economía de vínculos, no hay suficiente asimetría para imponerse al otro.
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